Hace dos décadas, recorrer el trayecto hacia la isla Saona, se realizaba en pequeños e inseguros “botecitos” de madera.
El crecimiento del turismo y la demanda de los turistas, hizo que surgiera una industria que, además de empleos, ha obligado a que se ofrezca más seguridad al visitante.
De ahí el cambio de un transporte rústico a uno más moderno y seguro.
Es por eso que los turoperadores y agentes, dentro y fuera del país, ofertan en su paquete al visitante recorridos por las hermosas playas de la región Este en lanchas que permiten un mayor disfrute del paisaje y la naturaleza en toda el área de Bávaro, Punta Cana, Juan Dolio, Guayacanes y Miches.
En una zona donde se mueven cada año más de 600 mil turistas, sucedieron, en una semana, dos accidentes que preocupan a quienes manejan este servicio.
Esos acontecimientos, en los que perdieron la vida argentina Payano y Danny de Paula, ha obligado a revisar las embarcaciones y la seguridad de las operaciones, a fin de garantizar la vida de quienes optan por visitar la zona turística dominicana.
Operar las embarcaciones que ofertan excursiones en la región Este no se hace de forma desorganizada.
Existe la Asociación de Dueños de Empresas Turísticas La Romana-Bayahíbe (ADETURBI) que preside Manuel Iturbí. Esta la constituyen 14 empresas relacionadas con las excursiones que se realizan y velan por que todo opere correctamente.
La entidad procura tener la mayor seguridad e impedir la ocurrencia de accidentes que, “en ocasiones”, son inevitables como en toda actividad.
El flujo Bayahíbe-Isla Saona ha llegado a movilizar 800 y 900 mil pasajeros anualmente, antes de la pandemia, donde cada turista paga un promedio de 2,500 pesos, equivalente a unos 40 dólares, incluidos el viaje, comidas y bebidas.
Regulaciones
Las normativas para garantizar la seguridad a los ocupantes de esas embarcaciones, hay que cumplirlas y son supervisadas por personal de la Armada Dominicana, ministerios de Medio Ambiente y de Turismo y Politur.
Las empresas deben contar con los permisos, su seguro y los salvavidas, botiquín, cosas indispensables y que vigilan los agentes, quienes evitan la salida de botes y lanchas, si no cumplen con este requisito.
El celo para que todo opere bien también viene de la Asociación de Hoteles que dirige Andrés Fernández y del Clúster Turístico La Romana-Bayahíbe.
Para usar una embarcación deben cumplirse las normativas, señala Eddy Quiñónez, de los fundadores del destino, quien asegura que se debe contar con los permisos, seguro y aprobación, en función de lo que establecen las normas.
“Somos un lugar privilegiado, un destino con más de 25 años creciendo, estable, con un mínimo de accidentes, con un compromiso con el cliente, con su negocio, con el país y con el sector turístico de ofrecer el mejor producto”. enfatizó.
Asegura que la Armada está permanentemente revisando, chequeando y supervisando.
Fuente: Listín Diario
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